La responsabilidad social nace en la Comunidad Europea, específicamente en los países escandinavos, sumándose España, como una manera de lograr objetivos sociales y ambientales en su actividad cotidiana.
En México la responsabilidad social inició a partir del 2000 como una práctica normal tanto en la iniciativa privada como en organizaciones de la sociedad civil. La Comisión Europea define la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE) como “el compromiso voluntario por parte de las empresas con el desarrollo social y medioambiental en sus operaciones comerciales y en las relaciones con sus interlocutores”.
La “empresa” como tal, además de su función principal de generar riqueza y empleo debe contribuir en el bienestar social, conocer y estar consciente de las necesidades de su entorno, responsabilizarse de ellas actuando y dando respuesta a las necesidades de la comunidad donde se encuentra inmersa.
La Responsabilidad Social de la Empresa repercute directamente en ella, en su estatus, en el ámbito empresarial y en su cuenta de resultados.
La palabra conciencia -que proviene del latín conscientia- significa estar consciente, “con conocimiento”, es el conocimiento reflexivo de las cosas. La conciencia social, puede decirse entonces, es el conocimiento que tiene una persona sobre el estado de los demás integrantes de la comunidad y de su entorno, y que está consciente de cómo este, favorece o perjudica el desarrollo de las personas.
Esta capacidad que tenemos los seres humanos de la conciencia nos permite ser empáticos, prestar atención al “otro” en escucha activa y completa, nos permite también tener conocimientos de reglas y normas que han de regir en nuestra sociedad, tener el interés por los demás.
¿Cómo fomentar la conciencia social?
Uno de los principales problemas es la actitud, no queremos ver ni escuchar una realidad lacerante que interpela, no basta con sólo donar, limpiar un día nuestras calles, o hacer una colecta, sino despertar esa conciencia en nuestro interior que nos obligue a discernir, ser más humanos, justos ante nuevos escenarios, actuar ética y humanamente pensando en el bienestar del otro, tal beneficio repercutirá finalmente en el bienestar social.
Fuente: Milenio – Luz María López M.
luzmaria.lopez@iberotorreon.edu.mx