Desde que el mundo empresarial evolucionó y marcó una nueva era de trabajo, la definición de “competitividad en el mercado” ha tomado distintas formas de acuerdo a las tendencias históricas, políticas y socioeconómicas del momento.
En un inicio, las empresas basaban su fortaleza en estrategias austeras de posicionamiento, oferta/demanda o precios más bajos que la competencia; modelos de negocio que pronto se volvieron obsoletos frente al crecimiento exponencial del mundo corporativo.
A raíz de movimientos sociales, nuevas ideologías y otros factores como la globalización y el desarrollo de nuevos medios de comunicación, se gestó una conciencia social sobre aspectos fundamentales que afectaban al ser humano y al medio ambiente, y que hasta el día de hoy impacta fuertemente en la competitividad del mundo empresarial. Al dar este paso, se dieron cuenta que al atender esta nueva conciencia adquirían una buena reputación ante la sociedad y, por consiguiente, tenían mayores oportunidades de crear afinidad con más usuarios y consumidores.
Actualmente, muchas empresas a nivel global priorizan la “Responsabilidad Social” como base para el éxito de sus estrategias de negocio; promueven la transparencia, el trato humano y justo con sus empleados, además de que se preocupan por el impacto social, ambiental y económico de sus actividades, así como de los productos y servicios que ofrecen donde operan.
La imagen que tienen los consumidores sobre las empresas afecta directamente el comportamiento de los consumidores, es por ello que hoy, para ser realmente competitivo, se debe tener un compromiso real con la sociedad. Los consumidores prefieren comprar los productos o servicios de empresas que están involucradas con las necesidades e inquietudes de su entorno”, menciona Benjamín Jaramillo Chavira, Director de Administración de Mitsubishi Electric de México.
Más allá del cumplimiento obligatorio de leyes y normas establecidas por las autoridades, las empresas socialmente responsables implementan un conjunto de prácticas y estrategias de negocio orientadas al equilibrio de tres cuestiones vitales: Sustentabilidad Ambiental, Bienestar Social e Impulso Económico. Dichos elementos derivan en modelos de gestión vanguardistas en todos los niveles del negocio; muestra de esto es que las empresas que ejercen la responsabilidad social saben que la salud del negocio depende en gran medida de la salud de sus empleados, por lo que se involucra en el bienestar de cada uno de ellos, ya que entienden que un trabajador feliz y satisfecho con su vida laboral agrega un gran valor al negocio.
Por otro lado, dentro de los cambios de gestión productiva en beneficio del medio ambiente, estas empresas han optado por invertir en investigación y desarrollo no sólo para acrecentar nuevos y mejores productos a partir de insumos que respeten la sustentabilidad ambiental, sino para optimizar los procesos y así aprovechar al máximo cada recurso, evitando su desperdicio. Como consecuencia, asociaciones no gubernamentales, autoridades, talento laboral, proveedores y usuarios se sienten atraídos por estas empresas que reúnen condiciones de sustentabilidad y otros valores éticos.
Fuente: Mundo Ejecutivo