Aunque se han logrado avances para eficientar el uso de los recursos en la industria, la aplicación del modelo económico lineal (extraer, fabricar y desechar) sigue dominando en el mercado global, ante el contexto social, económico y ambiental que vivimos es necesario trabajar en el cambio del sistema operativo de la economía.
Para Carlos Mendoza Ayala, managing director of the Sustainability & Climate Change Practice en PwC México, la idea de aplicar el modelo de economía circular es una estrategia viable para la competitividad, ya que su objetivo es cerrar dos ciclos: económicos o materiales y los ecológicos o biológicos de los recursos para evitar la pérdida de valor a través de la mayor explotación o extracción de minerales o recursos no renovables o por otro lado la pérdida de recursos a través de desechos de materiales vírgenes o de recursos escasos.
“En el futuro los recursos serán más escasos, lo que conllevará a incrementar sus precios se tiene que optar por el ahorro y recuperar 100% del valor de las materias o componentes para mantenerlas en un ciclo de reutilización, la idea es evitar la extracción de materia prima de recursos escasos o no renovables para asegurar la cadena de suministro de cada proceso productivo”, detalló el consultor.
El director y socio fundador de RINTERS, consultoría en sustentabilidad, Carlos Viesca Lobatón, sugiere que hay que migrar a ser una empresa sustentable, el primer paso es cambiar la visión para darle un enfoque estratégico, el valor de la sustentabilidad está en la optimización de la producción.
“Falta más visión de las empresas para rediseñar sus productos, el mercado ya no es pretexto, para muchas industrias la utilización de materias primas recicladas ya resulta más eficiente desde el punto de vista financiero, es más una cuestión de decidirse a hacerlo; en cierta forma para ciertas industrias cada vez el mercado está más abierto a nuevas tendencias de consumo. La economía circular es la cara de la economía moderna”, puntualizó Viesca Lobatón.
México sigue con modelos tradicionales de manejo de residuos en materia de acopio y disposición final, no hay una normativa que regule el tema de reciclaje, el contenido de materias primas recicladas en productos terminados sigue siendo marginal.
Carlos Viesca destacó que es de suma importancia incentivar políticas públicas para establecer certificaciones o estándares, que no sea un tema voluntario, sino que todas las empresas empiecen a ser medidas por su excelencia operativa y esa excelencia operativa se rija en torno a la sustentabilidad y por ende a la economía circular. Otro de los desafíos es el acceso a financiamiento para la tecnificación y modernización de procesos productivos.
“La industria de alimentos orgánicos ha crecido mucho, donde básicamente se vive de composta y de reincorporar materia orgánica residual a las tierras de cultivo. El sector financiero puede ser un gran articulador porque hace falta acceso a tecnificación”, manifestó.
Economía circular en donde todos ganan
Entre los beneficios que detona la aplicación de la economía circular está la generación de empleos locales y aumentar la productividad, reduce la presión de la industria y de la economía sobre los recursos naturales y las materias primas, minimiza el impacto ambiental que deriva en daños a la salud y los residuos y los subproductos, del final de vida de los productos usados, entran de nuevo en el ciclo de producción.
El camino de la transición hacia la economía circular
Por su parte, Carlos Mendoza Ayala precisó que migrar al modelo de economía circular es un cambio cultural; debe haber convencimiento en toda la organización, se puede empezar con una prueba piloto para luego desarrollar el plano de la transformación cuantificando los grandes impactos, cuál va a ser el diseño de la estrategia de cambio. Es necesario tener una retroalimentación periódica para ver como madura el modelo y hacer los ajustes oportunos para ir monitoreando los desempeños.
Fuente: El Economista – Perla Pineda