¿Cómo mitigar y adaptarse al Calentamiento Global? El calentamiento global es la elevación de las temperaturas medias del planeta debido a la emisión de gases, como el dióxido de carbono, que surgen de la actividad humana y se acumulan en la atmósfera causando graves efectos en la salud y bienestar del planeta, y de todos los que habitamos en él. Es un problema de todos.
¿Cómo mitigar y adaptarse al Calentamiento Global?
Aumento de lluvias y precipitaciones, retroceso de los glaciares, caída en los rendimientos de la producción agrícola, sequías e inundaciones, son sólo algunas de las dolencias que vienen afectando al planeta. Desde hace décadas avanzan lenta pero firmemente ganando espacio en los territorios nacionales y en los medios de comunicación masiva.
¿Qué hacer entonces ante este panorama del Calentamiento Global?
En primer lugar debemos familiarizarnos con los conceptos de adaptación y mitigación. El Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC) define la adaptación como “el ajuste en los sistemas naturales y humanos como respuesta a los estímulos climáticos reales o previstos o a sus efectos, que mitigan daños o se aprovechan de oportunidades beneficiosas”. Por su parte, la mitigación implica modificaciones en la cotidianidad de las personas y actividades económicas, con el fin de lograr una disminución en las emisiones de gases con efecto invernadero, o bien aumentar sus sumideros.
En el contexto del cambio climático, la adaptación ha sido hasta el momento objeto de menor atención que la mitigación. Sin embargo, la adaptación es un núcleo clave de las políticas en materia de cambio climático, ya que permite atender directamente los impactos locales sobre los sectores más vulnerables de la sociedad.
Tomemos un ejemplo concreto. La ciudad de La Plata y su zona aledaña fueron escenario de inundaciones que marcaron un récord histórico en la provincia de Buenos Aires (Argentina), durante los primeros días del mes de abril de 2013. El Servicio Meteorológico Nacional informó que cayeron 181 milímetros de agua entre las 6 de la tarde y las 9 de la noche. La cantidad de víctimas fatales confirmadas fue de 89, y se registraron un total de 2200 evacuados. Miles de vecinos fueron afectados por cortes en el suministro de energía eléctrica. Hubo más de 70.000 viviendas inundadas y pérdidas económicas estimadas en 3.400 millones de pesos.
A raíz de estos hechos, el Departamento de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata, realizó un informe donde expresaron que las obras de estructura hidráulica de la ciudad no estaban preparadas para un evento de tal magnitud; que no fue emitido el alerta meteorológico a tiempo y; que las acciones desplegadas por los funcionarios públicos fueron “tardías, insuficientes y caóticas”.
Asimismo, el informe adjudica responsabilidades compartidas entre el gobierno nacional, provincial y municipal. En el orden nacional, se refiere al Ministerio del Interior porque es responsabilidad de la Dirección de Protección Civil implementar acciones destinadas a preservar vidas humanas producto de desastres naturales (decreto 1697/2004). En el orden provincial, el Poder Ejecutivo es el responsable de declarar de emergencia obras necesarias para casos de fuerza mayor como inundaciones (ley 11.340, decreto 486/08 y decreto 152/13). El gobierno provincial es responsable de la realización de obras hídricas. En el orden municipal, la ley 8.553 le confiere al intendente y la Municipalidad de La Plata, la responsabilidad por los conductos de desagües pluviales.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner decretó tres días de luto nacional. Distintos sectores de la sociedad civil se movilizaron para reunir donaciones, provenientes de todo el país, en beneficio de los damnificados en las zonas afectas por las tormentas. Cientos de jóvenes se acercaron para realizar trabajo voluntario en la restauración de los barrios que habían quedado destruidos; y hasta el Papa Francisco donó 50 mil dólares para ayudar a los inundados.
Los especialistas coinciden en que se trata principalmente de dos grandes factores: el cambio climático y la urbanización indiscriminada sin planificación. Según el IPCC, la región se está convirtiendo en una zona de clima tropical a la cual los argentinos tendremos que adaptarnos. Por su parte, la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación presentó un informe en donde se analizan las consecuencias del cambio climático durante las últimas décadas, que consigna que las emisiones de gases de efecto invernadero provocaron un notable aumento de la temperatura promedio. Esto altera los ciclos de lluvias, provoca el derretimiento de hielos, aumenta el caudal de los ríos y, por lo tanto, habrá más agua que encausar.
A lo anterior se suma la falta de una planificación urbana adecuada, es decir, donde se implementen las obras hídricas y los conductos de desagües pluviales correspondientes. Se construye siguiendo lógicas de maximización de la rentabilidad del suelo, se avanza sobre cuencas, arroyos, espacios verdes y humedales, alterando la regulación hídrica natural del territorio. Este cóctel se convierte en una bomba de tiempo que estalla en forma de tragedia y cualquier variación en el clima aumenta la vulnerabilidad de los más desprotegidos.
Para mitigar y adaptarse a los efectos negativos del calentamiento global necesitamos políticas de protección de ambientes y ordenamiento territorial. Está claro que apaliar las consecuencias ya no es suficiente. Necesitamos planificar correctamente nuestras zonas urbanas, para evitar que vuelvan a repetirse los hechos que vivieron los vecinos en la ciudad de La Plata y sus alrededores. Necesitamos funcionarios públicos que comprendan de manera integral la urgencia de implementar acciones concretas de adaptación preventiva.
Debemos comenzar a hablar en presente y dejar de hablar en futuro. Las condiciones de emergencia ambiental en las que se encuentra nuestro planeta ya no son una noticia sorprendente. Tomar conciencia al respecto no puede ser algo a largo plazo nunca más. El camino a tomar es mitigar y adaptarse a los efectos negativos del calentamiento global. El momento de actuar es ahora.
Sobre la autora:
- Alejandra Burgos es Periodista Ambiental y Comunicadora Social (Universidad de Buenos Aires).
- Fundó y dirige “Espacio Natural”, una publicación periodística multimedia especializada en problemáticas y temas de medioambiente y sustentabilidad.