RSE y desarrollo sostenible: ¿por dónde empezar?: Durante algún tiempo, los conceptos de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) y desarrollo sostenible evolucionaron separados uno del otro; sin embargo, en las últimas décadas, éstos han tenido cada vez una mayor proximidad e incluso para algunas personas pueden llegar a significar lo mismo.
RSE y desarrollo sostenible: ¿por dónde empezar?
Por un lado, el desarrollo de la RSE ha estado vinculado al sector privado, desde que se originó a partir de la filantropía, la acción social y el voluntariado y que en los conceptos más modernos la consideran un modelo de gestión integral para un nuevo tipo de empresas. En cambio, el desarrollo sostenible, con antecedentes de corte más ambiental, durante mucho tiempo se consideró un tema de competencia exclusiva del sector público y de grandes organismos internacionales.
Ambos conceptos, hoy en día, nos refieren a una triple hélice: económica, social y ambiental, y podríamos entender que la RSE es la contribución de las empresas al desarrollo sostenible y que éste requiere no sólo del sector público e internacional para alcanzarse, sino de las sinergias que se puedan lograr con las empresas y las organizaciones de la sociedad civil, particularmente a nivel local.
A partir de la adopción en el 2015 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, diversos organismos internacionales, países y desde luego empresas han empezado a alinear sus estrategias y acciones de desarrollo en torno a los 17 objetivos planteados en dicho documento, para poder contribuir al avance de los grandes retos que como humanidad enfrentamos para mejorar la vida de todos, sin dejar a nadie atrás.
Dentro de estos 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), algunos se enfocan en las personas (fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, e igualdad de género), otros en el planeta (producción y consumo responsable, agua, cambio climático, vida submarina y ecosistemas terrestres), en la prosperidad (energía, trabajo decente, innovación e infraestructura, reducción de desigualdades y ciudades sostenibles) y finalmente los últimos dos ODS abordan la paz y la justicia y las alianzas, como elementos indispensables para el logro de los objetivos.
Ante esta situación, muchas empresas se preguntan por dónde empezar, si es que quisieran integrar los ODS a sus actividades de RSE o incluso a su modelo de negocio. Para ello, en el Centro IDEARSE de la Universidad Anáhuac México, hacemos las siguientes seis recomendaciones generales:
• Informarse sobre los 17 ODS y entender las metas asociadas a cada uno de ellos, para tener dimensionado el panorama general de los temas abarcados y su cobertura a través de las metas que se han planteado al 2030.
• Identificar y priorizar aquellos ODS en los que la empresa realmente puede contribuir, ya que no es necesario que los abarque todos, sino que puede enfocarse en unos cuantos, considerando su industria y sus principales impactos.
• Conocer qué están haciendo otras empresas del sector y/o de su cadena de valor y contratar con las expectativas de sus principales grupos de interés, para también considerarlos.
• Establecer un plan de trabajo que permita alinear las estrategias, las acciones y/o los productos y servicios de la empresa hacia las metas de los ODS seleccionados, teniendo metas particulares alcanzables e indicadores medibles para monitorear y evaluar su desempeño.
• Buscar crear sinergias con otras empresas, organizaciones sociales y/o instituciones públicas que estén trabajando en los mismos ODS, para complementarse entre sí y lograr tener un mayor impacto o alcance.
• Participar en eventos y comunicar los resultados, las buenas prácticas, los éxitos y fracasos, para difundir lo que se está haciendo, generar mayor conciencia en otros y servir de ejemplo para quienes quieran irse sumando.
Sin duda, la Agenda 2030 representa un gran abanico de oportunidades y retos para aquellas empresas que quieran empezar a trabajar en este sentido y contribuir con su granito de arena. Lo más difícil puede ser comprometerse a dar ese primer paso, pero cuando hay una verdadera convicción en la alta dirección de la empresa, este proceso se facilitará y en breve empezará a rendir frutos, tanto para el negocio como para su entorno, al mismo tiempo que contribuye a un fin mayor: el desarrollo sostenible.
Autor: Mtro. Jorge Reyes Iturbide – Director del Centro IDEARSE para la Responsabilidad Social y Sustentabilidad de la Empresa de la Universidad Anáhuac México.