De acuerdo con datos del Banco Interamericano de Desarrollo, que preside Luis Alberto Moreno, es posible que el sector privado, gobiernos y sociedad civil hagan negocios con alto impacto social en México.
Y es que se estima que aquí existe un mercado potencial de unos 170 mil millones de dólares para hacer actividades lucrativas. El beneficiario directo de esas iniciativas económicas es el núcleo de la población que requiere satisfacer necesidades básicas.
Una empresa con un propósito social que genera ganancias es, también, un buen modelo de negocio. Además de mejorar la imagen y reputación, la RSE o Responsabilidad Social Corporativa también incrementa la lealtad de los consumidores y mejora la captación del talento humano.
Cada día aumentan las empresas comprometidas con la sustentabilidad. Por ello, en 2011 se creó el Índice de Sustentabilidad en la Bolsa Mexicana de Valores, que preside Jaime Ruiz Sacristán, y existen rankings que evalúan a las más sustentables.
Ante esto el IPADE, que encabeza Rafael Gómez Nava, dedica estos días su agenda académica de la Semana Internacional de MBA a analizar casos exitosos de iniciativas empresariales para reducir la pobreza sin sacrificar el negocio.
Tienen como ponentes a claros representantes del sector, como el emprendedor Jil Van Eyle, creador del Teaming, la iniciativa de microfinanciamiento que a escala global suma ya a más de mil empresas.
Otro exponente es Bill Shireman, CEO de Future 500, organización “puente” que une los intereses de grandes compañías con las campañas de grupos como Greenpeace, WWF y Oxfam. Su objetivo es generar ganancia económica mientras se avanza a una prosperidad general, justicia social, derechos humanos y la sostenibilidad ambiental.
Fuente: Dinero en Imagen