La RSE como estrategia del negocio: Hace poco más de 10 años que Michael Porter y Mark Kramer abordaron el tema de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), en su famoso artículo Estrategia y sociedad . En dicha publicación, los autores analizaron a la RSE desde el punto de vista estratégico de la empresa, como un mecanismo de posicionamiento y diferenciación con respecto a la competencia, a partir de la identificación de los impactos sociales y ambientales de la cadena de valor de la empresa y la integración de las necesidades de la sociedad al negocio a través del modelo de generación de valor compartido.
La RSE como estrategia del negocio
A pesar del tiempo transcurrido, hoy en día uno de los principales retos que enfrenta cualquier empresa que busca avanzar en este camino sigue siendo cómo alinear su estrategia de RSE con su estrategia de negocio. El verdadero problema no radica en la alineación de una con la otra, sino que pocas veces se logra una plena integración entre ambas, para que la estrategia del negocio sea una empresa socialmente responsable y que la RSE no sólo sea una parte de dicha estrategia.
Desde luego esta postura implica una transformación del modelo de negocio hacia esquemas sustentables, en los que se logre balancear la generación de valor económico con el valor social y el ambiental para todos los grupos de interés de la empresa. Así no basta con tener algunas buenas prácticas de RSE que le permitan a la empresa no quedarse atrás en este tema, sino que implica llevar la RSE al ADN del negocio, a su esencia misma, a lo que realmente la diferencia de su competencia e integrarla en su cultura organizacional, para que todas las acciones que se ejecuten y las decisiones que se tomen lleven implícitas una triple línea de base.
Por lo mismo, esto no se logra de la noche a la mañana, y requiere de un gran compromiso de la alta dirección de la empresa, pero también de cada uno de sus integrantes, quienes se encargarán de aterrizar la estrategia a la operación y de hacer de la RSE una realidad en su día a día. Para ello hace falta una comunicación interna y externa adecuada, y que sea congruente con el pensar y el actuar de la empresa y sus miembros.
Paralelamente la empresa también debería enfocarse en la reingeniería de procesos y procedimientos, en el ajuste de los parámetros para la evaluación de proyectos y la realización de inversiones, en la vinculación y diálogo con sus grupos de interés y en la modificación y el desarrollo de productos y servicios alineados a esta nueva estrategia de negocios, ya que también todo ello deberá ser un reflejo de esta visión sustentable de la empresa.
Tal vez una década no haya sido suficiente para que un gran número de las empresas que se dicen socialmente responsables realmente lo sean en todas sus dimensiones, pero sin duda ha logrado que algunas (y cada vez más) tomen el tema de RSE en serio y lo lleven al centro de sus estrategias corporativas, logrando verdaderamente hacer una diferencia en sus industrias o a nivel regional, separándose del resto de la competencia y generando un valor compartido que puede incidir en el tan anhelado desarrollo sostenible.
Crédito: Jorge Reyes Iturbide