Los momentos difíciles y graves que vive la humanidad por la fractura intensa de su relación con la naturaleza, medio ambiente, requiere, sin duda alguna, la inmediata intervención de la filosofía que cimiente los orígenes y fortalezca los fines de esta relación del hombre con la naturaleza.
Los múltiples proyectos de organismos internacionales para sanear y aliviar, en lo posible, esta falla del hombre, están viciados de origen; por su tutela a los intereses políticos y económicos que solventan el aprovechamiento sin medida de nuestros recursos naturales. En consecuencia, la intención de solución proveniente de estos organismos no será legítima por obedecer a intereses ajenos.
También, las sociedades occidentales, dominadas por el materialismo, están sometidas a los mecanismos productores de recursos económicos y ajustan su actividad a la obtención de esos recursos, es pues, casi imposible, que estas sociedades busquen la solución al defecto del hombre para relacionarse con la naturaleza en las ideas, en los principios fundamentales, en la reflexión, en el análisis puro, en la filosofía total; esto les parece inútil y risible.
No olvidemos que la filosofía es el reflexionar individual para encontrar la respuesta a preguntas simples, ordinarias y personales; hasta para buscar la respuesta a esas preguntas absolutas, generales y extraordinarias. Analicemos dos aspectos:
- El primero. El fundamento de la relación del hombre con la naturaleza es la razón. La razón es la facultad que tiene el hombre de armonizar su pensamiento con la naturaleza o esencia de las cosas.
Me explicaré. Solamente existe una forma de vencer a la naturaleza: obedeciéndola. Si no la obedecemos, toda su enorme fuerza traerá destrucción. La única forma de obedecer a la poderosa naturaleza es que el hombre con su actividad utilice con exactitud y precisión cada elemento de la naturaleza que pretende aprovechar. Si no es así, si emplea de manera equivocada un elemento de la naturaleza, ésta, sin contemplaciones reaccionará con fuerza y traerá destrucción.
- El segundo. El egoísmo humano ha cancelado el uso de la razón. La actividad del hombre se basa en el interés político y económico.
Es decir, esta época caracterizada por los intereses materiales, ha nulificado los valores. El uso de la razón, como herramienta para usarla en el aprovechamiento correcto de la naturaleza, ha caído en desuso y las herramientas supuestamente correctas actuales que tienen una brillante vigencia son aquellas cuyo producto son los recursos económicos y son más útiles y eficaces cuanto más recursos económicos producen.
A forma de conclusión: El hombre tiene el derecho de aprovechar los recursos naturales para la satisfacción de sus necesidades primarias, pero también tiene la obligación de usar esos recursos en la justa medida, es decir, única y exclusivamente para solventar esas necesidades.
El egoísmo del hombre sustentado en intereses políticos y económicos, está violando e incumpliendo esa relación originaria con la naturaleza. La consecuencia de esta conducta irracional del hombre no es la destrucción de la naturaleza, es por el contrario, la destrucción del hombre por la naturaleza.
Los métodos y sistemas ya empleados en aliviar esta relación deteriorada han fracasado y continuarán fracasando porque son proyectos de los intereses políticos y económicos que provocan esta mala relación.
Ya las pretendidas soluciones basadas en recursos económicos no funcionaron. Es menester reflexionar y reconocer la profunda necesidad que el hombre tiene de la razón como herramienta para construirnos un hogar cómodo junto a nuestra madre naturaleza.
La humanidad está cavando un abismo profundo en su relación sana con la naturaleza: confundida lo considera progreso; ciega cava con esfuerzo un futuro desastroso.
Es cuánto. ¡Un abrazo fraterno!
Fuente: Juárez Hoy