La coyuntura política nacional, de pasajes atroces y preguntas sin respuesta, exige a la sociedad mexicana incluir en el debate el tema de la corrupción y las formas de combatirla, como elemento indispensable para alcanzar la paz social y prosperidad económica.
Las empresas forman parte importante de esta discusión, ya que son de las principales afectadas por las prácticas de corrupción y, por ello, actores clave para su erradicación. Las consecuencias que enfrentan por este cáncer social van del incremento de sus costos de producción a la pérdida de inversión nacional e internacional, ocasionando mermas económicas y poca posibilidad de crecimiento.
La responsabilidad social empresarial (RSE) ofrece muchas herramientas que permiten a las compañías implementar mecanismos de prevención y combate a la corrupción, no sólo a nivel interno sino también hacia la sociedad.
Dos iniciativas resultan de particular utilidad en estos momentos.
La primera es una campaña promovida por el Pacto Mundial, con la que se busca que las empresas firmen una declaración o “call to action” (llamado a la acción) para exhortar a los gobiernos a promover políticas anticorrupción y de buen gobierno.
El Pacto Mundial, creado en 1999, es una iniciativa de las Naciones Unidas que promueve la aplicación voluntaria de 10 principios entre el sector privado. Es justamente el décimo principio -que surgió en 2004- el que establece: “Las empresas e instituciones deberán trabajar contra la corrupción en todas sus formas, incluidos extorsión y soborno”. Para cumplir con el decálogo, el Pacto Mundial cuenta con una serie de guías, metodologías y talleres que se ofrecen de manera gratuita a través de sus más de 100 redes locales en todo el mundo, incluido México.
La campaña del “call to action” se da en el marco del décimo aniversario del principio anticorrupción del Pacto Mundial, a celebrarse en diciembre próximo.
Una segunda herramienta a destacar es la Convención Antisobornos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Este organismo internacional se ha posicionado como líder en la promoción de la responsabilidad social y en la lucha contra la corrupción entre sus 35 países miembro, de los que México forma parte.
Aunado a la Convención Antisobornos, la OCDE ha desarrollado programas regionales anticorrupción, además de guías y publicaciones que están disponibles de manera gratuita. Las empresas pueden encontrar de utilidad los variados estudios sobre gobierno corporativo.
Organismos y expertos coinciden en que un factor esencial para reforzar la lucha contra la corrupción en las empresas (y más allá) es la transparencia. Ésta establece la pauta de la apertura, la accesibilidad y la rendición de cuentas, además de actúar como medio disuasorio para prácticas de corrupción.
La RSE ha contribuido a que las empresas implementen políticas, procedimientos y sistemas de control bajo principios éticos y transparentes como herramientas eficaces de combate a la corrupción.
Ello hace de la responsabilidad corporativa una estrategia eficaz que no sólo beneficia a la empresa sino que repercute de manera positiva en la sociedad en su conjunto. Es por eso que todas las herramientas e iniciativas propias de la RSE deben ser aprovechadas por todos nosotros hoy más que nunca.
BEVERLY VELÁZQUEZ ROMERO
Consultora de Promotora ACCSE, agencia de consultoría en responsabilidad social y desarrollo sustentable.
@accsemx