Las acciones en responsabilidad social que llevan a cabo empresas en el país no suelen ir de la mano de una comunicación efectiva en la materia, lo que evita que estos esfuerzos sean percibidos como “rentables” al interior de la organización y se descuiden o incluso abandonen.
La responsabilidad social empresarial (RSE) es un factor clave en la construcción de reputación corporativa, pero sólo ayuda en la medida que sea conocida por los grupos de interés, revela un estudio de Reputation Institute, consultoría global que desde 1999 trabaja en la gestión de la reputación e imagen empresarial.
Cada año, las 100 multinacionales punteras en reputación invierten 50 millones de dólares en promedio para desarrollar actividades de RSE, pero su mensaje no llega a la sociedad ni a sus grupos de interés.
Por eso, entre 56 y 61% de la gente tiene una opinión neutra o desconoce los esfuerzos de las empresas en materia de ciudadanía corporativa, ética y transparencia, desarrollo de sus empleados, compromiso social o ambiental, etcétera.
En contraste, sólo de 35 a 40% de las personas cree que las compañías son buenas ciudadanas corporativas, se gestionan de manera ética y transparente o tratan bien a sus colaboradores.
Esta situación hace que el retorno de inversión en responsabilidad social continúe siendo bajo para las empresas. Una comunicación responsable es un elemento clave para apoyar el modelo de negocio de la RSE y, por tanto, se hace necesaria para aprovechar las ventajas competitivas de una buena reputación.
Para comunicar su responsabilidad social, la empresa debe cuidar tres reglas de oro que redundarán en la mejor efectividad de los mensajes, según lo que revela el Reputacion Institute.
En primer lugar, la comunicación de la RSE debe ser sincera, es decir, tiene que difundir lo que hace la empresa en su justa dimensión, no más ni menos.
También debe ser transparente, sugirió, al comunicar todo lo concerniente en materia de responsabilidad social y no sólo lo que conviene a la empresa.
Finalmente, debe ser “proporcional”, es decir que no se deben destinar más recursos ni esfuerzos a comunicar la RSE que a las propias acciones y programas en la materia.
¿Cuántas empresas aplican estas tres reglas de oro cuando se trata de comunicar su RSE? Quizá vaya siendo tiempo de que empiecen a tomarlas en cuenta…
Fuente: Mundo Ejecutivo. Alejandra Aguilar – Coordinadora editorial de Promotora ACCSE, consultoría líder en responsabilidad social y desarrollo sustentable.
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