Arizona State University revela que más de 1.1 millones de tortugas marinas son cazadas furtivamente:
- A pesar de la elevada cifra, la primera evaluación mundial muestra que la explotación ilegal notificada está disminuyendo ligeramente.
- A lo largo de los 30 años que duró el estudio, el 95% de las tortugas marinas cazadas furtivamente procedían de dos especies: la tortuga verde y la tortuga carey.
Arizona State University revela que más de 1.1 millones de tortugas marinas son cazadas furtivamente
Una de las amenazas más graves para la biodiversidad de la vida silvestre, además de la crisis climática, es la matanza y el tráfico ilegal de animales y plantas. A pesar de las numerosas leyes contra el mercado negro del comercio de especies silvestres, se considera una de las industrias ilícitas más lucrativas del mundo.
Los animales, especialmente las especies amenazadas y en peligro de extinción, suelen ser explotados y vendidos por sus pieles o utilizados como medicina, afrodisíacos, curiosidades, alimentos y artefactos espirituales.
En un nuevo estudio publicado en “Global Change Biology”, los investigadores de la Arizona State University estiman que más de 1,1 millones de tortugas marinas han sido matadas ilegalmente y, en algunos casos, traficadas entre 1990 y 2020. Incluso con las leyes existentes que prohíben su captura y uso, hasta 44.000 tortugas marinas fueron explotadas cada año durante la última década en 65 países o territorios y en 44 de las 58 principales poblaciones de tortugas marinas del mundo.
A pesar del número aparentemente elevado de tortugas cazadas furtivamente, el estudio muestra que la explotación ilegal de tortugas marinas notificada disminuyó aproximadamente un 28% en la última década, algo que sorprendió a los investigadores. Inicialmente esperaban ver un aumento general de la caza furtiva denunciada.
“El descenso de la última década podría deberse a una mayor legislación protectora y a la intensificación de los esfuerzos de conservación, junto con un aumento de la concienciación sobre el problema o el cambio de las normas y tradiciones locales“, afirma Kayla Burgher, coautora del estudio y estudiante de doctorado en el programa de ciencias de la vida ambiental de la School of Life Sciences de Arizona State University.
Además del ligero descenso, los investigadores descubrieron que la mayor parte de la explotación ilegal registrada en la última década se produjo en poblaciones de tortugas marinas grandes, estables y genéticamente diversas.
Jesse Senko, coautor del estudio y profesor asistente de investigación de la ASU School for the Future of Innovation in Society, afirma que este descubrimiento puede ser un resquicio de esperanza para el elevado número de tortugas explotadas ilegalmente.
“Lo que esto significa es que la mayoría de estas tortugas marinas procedían de poblaciones sanas y de bajo riesgo, lo que sugiere que, con unas pocas excepciones, los niveles actuales de explotación ilegal probablemente no están teniendo un impacto perjudicial importante en la mayoría de las principales poblaciones de tortugas marinas de los océanos del mundo“, afirma Senko.
No obstante, Senko añade que los resultados deben considerarse con cautela.
“Evaluar cualquier actividad ilegal es difícil, y la captura y el comercio de tortugas marinas no es una excepción, especialmente cuando se convierte en algo organizado o relacionado con sindicatos del crimen. Nuestra evaluación tampoco incluye los huevos ni los productos de tortuga, como pulseras o pendientes hechos con caparazones de tortuga marina que no pueden atribuirse fácilmente a tortugas individuales“, dice.
En el estudio, los investigadores revisaron los datos de artículos de revistas revisadas por expertos, informes de medios de comunicación archivados, informes de ONG y cuestionarios en línea para determinar una visión completa de la información existente sobre las tortugas marinas explotadas. El estudio reveló patrones y tendencias adicionales que pueden ayudar a determinar las prioridades de gestión de la conservación. Por ejemplo, Vietnam fue el país de origen más común del tráfico ilegal de tortugas marinas, mientras que China y Japón fueron los destinos de casi todos los productos de tortugas marinas traficados. Del mismo modo, Vietnam a China fue la ruta comercial más común en las tres décadas.
A lo largo de los 30 años que duró el estudio, el 95% de las tortugas marinas cazadas furtivamente procedían de dos especies: la tortuga verde y la tortuga carey, ambas incluidas en la lista de la Ley de Especies Amenazadas de Estados Unidos. Además, el sudeste asiático y Madagascar se convirtieron en los principales focos de captura y comercio ilegal de tortugas marinas, sobre todo de las tortugas carey, en peligro crítico de extinción, que son muy apreciadas en el comercio ilícito de especies silvestres por su hermoso caparazón.
“Es necesario aumentar el apoyo a los gobiernos que carecen de recursos para proteger a las tortugas marinas, junto con el apoyo a las comunidades para mantener el bienestar humano frente a las restricciones o prohibiciones de la explotación de las tortugas marinas. Debemos desarrollar estrategias de conservación que beneficien tanto a las personas como a las tortugas“, afirma Senko.
El equipo de investigación afirma que hay que hacer mucho más para mantener la biodiversidad mundial.