La Revolución Industrial fue un factor clave de donde partió la atención hacia la responsabilidad social.
A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, en Estados Unidos y muchos países de Europa, surgieron grandes empresas y fortunas, donde los propietarios motivados por diversos intereses, efectuaban donaciones a causas humanitarias y sociales, fundaron universidades, hicieron aportes a la beneficencia pública o impulsaron actividades artísticas, esto se denominó entonces filantropía empresarial.
Sin duda, esta época fue de gran ayuda para los procesos productivos, tanto para los dueños de fábricas con la máquina de vapor, como para las familias que trabajaban en los campos con la urbanización.
Desgraciadamente estos avances también trajeron como consecuencias, explotaciones de trabajadores, condiciones insalubres de trabajo, horas excesivas laborales con un sueldo bajo, es decir una mala calidad de vida. Por eso fue, es y siempre será importante la responsabilidad social, la cual llega a mantener un equilibrio, buscar el desarrollo humano y el mejoramiento del planeta.
“Si podemos formularnos la pregunta: ¿soy o no responsable de mis actos?, significa que si lo somos” -Dostoievski