A lo largo de las últimas dos décadas, el desarrollo sustentable ha logrado tener una mayor presencia en el discurso y la práctica de diversos sectores.
En especial el último cuatrimestre del 2015 podría marcar el antes y el después en cuanto a su importancia y el compromiso requerido por parte de los gobiernos, las empresas y las organizaciones de la sociedad civil. Esto se debe, principalmente, a dos eventos de relevancia internacional que marcarán la pauta para este tema por los siguientes 15 años.
En primer lugar me refiero a la Cumbre de las Naciones Unidas, dedicada a la aprobación de la Agenda para el Desarrollo post-2015, que se llevará a cabo el 25 y 26 de septiembre en la ciudad de Nueva York, en el marco del 70° periodo de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
La importancia de este evento radica en que marca el fin del plazo establecido en el 2000 para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y se aprobará la nueva Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, la cual se ha venido preparando desde el seno de las Naciones Unidas, pero con amplias consultas públicas y participación de todos los sectores, lo que permitió que se definieran los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Posteriormente, el segundo acontecimiento destacado será la vigésima primera Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, a desarrollarse en París del 30 de noviembre al 11 de diciembre, en la cual se espera poder alcanzar un acuerdo vinculante a nivel internacional para controlar el calentamiento global e impulsar una transición hacia una economía baja en carbono, lo cual sin duda será una pieza clave para el avance hacia el desarrollo sustentable.
Por su relevancia tanto a nivel macro o colectivo (haciendo referencia al desarrollo sustentable), como a nivel micro u organizacional (aplicado como responsabilidad social), los acuerdos y decisiones que resulten de estas reuniones servirán de guía para las acciones pos-2015, que nos permitan como humanidad alcanzar un desarrollo económico con mayor equidad social y calidad ambiental.
Sin embargo, aún no se puede cantar victoria, ya que los retos que se han identificado requieren de la colaboración de los tres sectores (público, privado y social), para lograr una sinergia real que permita avanzar en una misma dirección, con objetivos claros y metas alcanzables, pero sobre todo compartidos. Esperemos que se logre el consenso necesario y que este final de año sea un verdadero parteaguas en el camino conjunto hacia el desarrollo sustentable.
Autor: Jorge Reyes Iturbide – Director del Centro IDEARSE para la Responsabilidad y Sustentabilidad de la Empresa de la Universidad Anáhuac.
Twitter: @J_ReyesIturbide