Acciones urgentes para ganar la carrera contra el cambio climático:
- Para las empresas, estos pasos no solo se traducen en ventajas económicas. También generan reconocimiento reputacional como compañías comprometidas con la sostenibilidad.
Acciones urgentes para ganar la carrera contra el cambio climático
La semana pasada reflexionamos sobre la emergencia climática que enfrentamos y lo lento de nuestra respuesta, que nos mantiene en desventaja frente a la magnitud del reto. Hoy, más que insistir en la gravedad del problema, quiero concentrarme en aquello que sí está a nuestro alcance y que, si se implementa con velocidad y contundencia, puede marcar la diferencia. La buena noticia es que las soluciones existen, están probadas y además generan beneficios adicionales más allá de la reducción de emisiones.
En primer lugar, la instalación de paneles solares, o de cualquier otra fuente de energía limpia y renovable, directamente en el lugar donde la energía es consumida, constituye una acción prioritaria. Esta medida evita pérdidas en la transmisión, incrementa la independencia energética y permite un mayor control sobre los costos. El impacto se multiplica cuando se combina con sistemas de almacenamiento en baterías, desde pequeña hasta gran escala, y con una gestión inteligente de la energía. La integración de estas tecnologías abre la puerta a comunidades, empresas y hogares más resilientes, capaces de operar aun en condiciones adversas de la red eléctrica.
Otra acción decisiva es la electrificación de prácticamente todo lo que todavía depende de combustibles fósiles. Esto incluye, de manera prioritaria, la flota vehicular y de transporte de carga y pasajeros de pequeña y mediana escala. Sustituir motores de combustión por eléctricos no solo reduce emisiones, sino que también disminuye drásticamente los costos operativos y de mantenimiento. A ello se suman ciertos procesos industriales que pueden migrar hacia soluciones eléctricas de manera más rápida de lo que imaginamos, acelerando la transición hacia una economía baja en carbono.
Acciones y beneficios
Si estas acciones se despliegan a gran escala y con rapidez, los beneficios son múltiples y tangibles. En primer lugar, una reducción acelerada de las emisiones de gases de efecto invernadero nos colocaría en la ruta correcta hacia la descarbonización. Pero no se trata solo de clima, hablamos también de ahorros económicos sustanciales, de mayor competitividad empresarial y de la creación de nuevos empleos dignos y sostenibles. La transición energética es una de las pocas agendas capaces de combinar rentabilidad con responsabilidad social.
Para las empresas, estos pasos no solo se traducen en ventajas económicas. También generan reconocimiento reputacional como compañías comprometidas con la sostenibilidad. Ello fortalece la lealtad de empleados y clientes, reduce la rotación de personal y aumenta la capacidad de atraer talento de alto nivel. En un mundo donde la conciencia ambiental pesa cada vez más en las decisiones de compra e inversión, estas acciones constituyen un factor de diferenciación estratégica.
No podemos olvidar otras medidas complementarias, como la eficiencia energética en edificaciones y procesos, la movilidad activa y compartida, la inversión en innovación y la adopción de modelos de economía circular que reduzcan el desperdicio. Todas ellas, en conjunto, crean un círculo virtuoso que potencia la resiliencia de nuestras comunidades y la viabilidad de nuestro planeta.
El momento de actuar es ahora. La velocidad de nuestra respuesta determinará no solo si logramos frenar el cambio climático, sino también si somos capaces de construir sociedades más prósperas, competitivas y justas.