El liderazgo de Naciones Unidas en responsabilidad social empresarial (RSE) cumple 15 años el próximo 26 de julio, luego de que ese día del 2000 el organismo internacional lanzó de manera oficial el Pacto Mundial (Global Compact, en inglés) para promover la gestión empresarial con visión sostenible.
La iniciativa fue resultado del llamado que un año antes, en 1999, hiciera el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, durante su discurso en Davos.
La víspera de un nuevo siglo, en el foro económico que cada año se realiza en Suiza, enmarcó la propuesta de un nuevo “pacto mundial” entre Naciones Unidas y el mundo de los negocios.
El llamado de Kofi Annan, quien dos años después de ese discurso recibió el Premio Nobel de la Paz, instaba a los dirigentes empresariales a colaborar con los organismos de las Naciones Unidas, organizaciones internacionales y sociedad civil para promover y comprometerse con principios sociales y ambientales de carácter universal.
El fin último era que la iniciativa privada contribuyera de manera activa a la solución de los retos que implica la globalización, encaminando la economía mundial hacia una senda sostenible e inclusiva.
A tres meses su aniversario número 15, el Pacto Mundial ha sumado a casi 13 mil participantes de manera voluntaria en más de 145 países, lo que significa que se trata de la iniciativa de ciudadanía corporativa más importante a nivel global.
Los participantes del Pacto no son únicamente empresas o agrupaciones empresariales, pues también pueden sumarse organizaciones de la sociedad civil, instituciones académicas, fundaciones corporativas e incluso entidades del sector público.
La red del Pacto Mundial en México está integrada por 695 participantes, de acuerdo con el buscardor web de la página de internet de Global Compact. De esos, apenas 57% es empresa, mientras que el restante 43% pertenece a la categoría “non-business” (no empresarial).
A nivel global, la participación de la iniciativa privada queda mejor parada: 64% de los 12,944 participantes es empresa mientras que 36% es “non-business”
Dicho esto, 13 mil participantes voluntarios en todo el mundo, de los que sólo dos terceras partes son empresa, pueden ser muchos, aunque también pueden ser pocos, poquísimos…
¿Qué ha faltado?
Si avanzamos 15 años desde aquel llamado de Kofi Anan y escuchamos al actual secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, en la pasada Cumbre de Panamá, parece que no ha pasado mucho tiempo.
El discurso continúa siendo de convocatoria, invitación, exhortación…
“(Las empresas) deben anteponer los intereses globales a los individuales y la prosperidad sostenible a la rentabilidad”, dijo el pasado 10 de abril en la VII Cumbre de las Américas.
Parte de su exhortación a los empresarios fue que integren a las minorías en su desarrollo, para de esa manera evitar la creación de dos mundos, cuando sólo debiera existir uno.
Durante su intervención se refirió al desarrollo sostenible con responsabilidad y planteó la necesidad de que las empresas ayuden a luchar contra el cambio climático.
¿Qué resultados ha arrojado este discurso del “deber ser”? ¿Son suficientes? ¿Responden a las necesidades actuales y apremiantes?
Si bien la esencia del Pacto Mundial es ser una iniciativa voluntaria, a la que las empresas pueden o no sumarse, cabe preguntarse: a este ritmo, ¿aguantamos otros 15 años? ¿Habría que tomar otras medidas, otras iniciativas?
El Pacto Mundial, tanto a nivel mundial como nacional, se enfrenta en los próximos meses a un reto de continuidad donde bien caben estas preguntas. En septiembre próximo, George Kell dejará las riendas de Global Compat en manos del primer relevo de esta red global mientras que Rodolfo Sagahón, coordinador del Pacto Mundial en México, ya busca quién lo sustituya a partir de mediados de año.
¿Qué rumbo tomará esta red promotora de la responsabilidad social? Está por verse…
Mundo Ejecutivo – Alejandra Aguilar, Coordinadora editorial de Promotora ACCSE, consultoría líder en responsabilidad social y desarrollo sustentable.
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