Con el apoyo de

Escuelas por la Tierra

La revolución de la inversión social

En 1972, durante la visita de Richard Nixon a Beijing, alguien preguntó a Zhou Enlai -primer Premier de la República Popular China- qué opinaba del impacto de la Revolución Francesa de 1789.

Dicen que respondió: “Es demasiado pronto para saberlo”.

Es probable que Zhou haya entendido mal la pregunta, pensando que se refería a las revueltas del Mayo Francés de 1968.

Pero su respuesta podría muy bien aplicarse a la revolución que acaba de sacudir el mundo de la filantropía, con consecuencias que pueden ser profundas, pero que llevará algún tiempo entender.

El equivalente filantrópico del Asalto a la Bastilla empezó en noviembre, cuando un grupo de casi 30 multimillonarios, entre ellos el fundador de Amazon, Jeff Bezos; el de Virgin, Richard Branson, y el de Alibaba, Jack Ma, anunció la formación de la Breakthrough Energy Coalition.

La BEC prometió un “nuevo modelo” basado en alianzas público-privadas para movilizar la inversión ?en soluciones energéticas para el futuro realmente transformadoras?.

Al anuncio le siguió poco después un compromiso de Mark Zuckerberg y Priscilla Chan de donar el 99 por ciento de sus acciones de Facebook -que en la actualidad valen unos 45 mil millones de dólares- para mejorar las vidas de los recién nacidos de todo el mundo.

Ellos también destacaron la importancia de “trabajar en forma conjunta con Gobiernos, organizaciones sin fines de lucro y empresas”.

Este cambio revolucionario es el reconocimiento de que hay una brecha de financiación (o como la describe la BEC, un “fallo colectivo? del Estado, la beneficencia tradicional y los inversores de negocios) que crea “ un valle de la muerte casi infranqueable entre el concepto prometedor y el producto viable?.

Ningún actor -sea el Estado, un laboratorio de investigación universitario, una ONG, un emprendedor o un grupo de inversores- puede resolver por sí solo los inmensos problemas del mundo actual.

Es una brecha visible en áreas tan diversas como la atención de la salud, la educación y la lucha contra el cambio climático. Por eso la Iniciativa Chan Zuckerberg busca un máximo de flexibilidad que permite canalizar fondos a organizaciones sin fines de lucro, destinarlos a inversiones privadas o usarlos para influir en el debate público.

Asimismo, la BEC se comprometió a reforzar el trabajo de otros actores mediante una metodología flexible para las empresas en su primera etapa, consistente en proveer capital semilla, financiación de inversores ángel y la primera ronda de capitales de riesgo, con la expectativa de que en cuanto esas inversiones se vuelvan más seguras, el capital comercial tradicional invertirá en las etapas siguientes?.

Pero ni los multimillonarios pueden resolver solos los problemas del mundo. Se necesita que otros actores también participen de esta revolución. Las organizaciones de beneficencia tradicionales deberían reexaminar sus mandatos, y los Gobiernos, esforzarse más en facilitar un aumento de la inversión privada en activos de infraestructura más sostenibles. Las autoridades podrían pensar en dar incentivos impositivos, incluidos créditos en áreas clave.

La industria financiera también tiene una oportunidad de participar por medio de lo que se conoce como inversión en proyectos con impacto social, que apuntan a lograr al mismo tiempo avances sociales y rendimientos financieros suficientemente altos para atraer a inversores privados tradicionales.

Claro que decirlo es más fácil que hacerlo.

Como señaló Bill Gates, alguien que donó más dinero que ninguna otra persona en la historia del mundo: ¿Hay muchas cosas que tienen un rendimiento social, pero no un rendimiento financiero. Hay que pensar muy bien antes de decir que uno puede quedarse con el pan y con la torta?.

Esto vale especialmente para quienes diseñan instrumentos financieros de impacto social.

Algunos de los más innovadores son los bonos de desarrollo, en los que los inversores financian proyectos de desarrollo a cambio de una rentabilidad que será provista por donantes, ONG u organismos públicos siempre y cuando se obtengan los resultados acordados.

Por ejemplo, en Rajastán (India) se está usando un bono de desarrollo para financiar un programa que fomenta la inscripción y permanencia de las niñas en la escuela.

La Children?s Investment Fund Foundation pagará a los bonistas un rendimiento supeditado a los índices de asistencia a clase y a los avances en enseñanza de lengua y matemática.

Se espera que esta clase de programas sirva como modelo para reproducir y aplicar a mayor escala en otros lugares.

Otro ámbito prometedor es la inversión en la etapa más arriesgada del proceso de desarrollo de nuevos fármacos: la que media entre la investigación básica y los ensayos clínicos en humanos.

Obtener financiación para esta fase suele ser difícil: por cada millón de dólares invertido en ella, se destinan unos ocho millones a la investigación básica y otros veinte a los ensayos clínicos.

La contabilidad trimestral de ganancias, la fijación de precios en tiempo real y la presión constante de los accionistas llevaron a las empresas farmacéuticas a inclinarse por proyectos con réditos claros e inmediatos, en detrimento de otras investigaciones con resultados más inciertos pero potencialmente transformadores.

Ahora que en gran parte del mundo desarrollado los tipos de interés están en mínimos históricos, los grandes jugadores del sistema financiero tienen la oportunidad (y yo añadiría, la responsabilidad) de ayudar a cerrar la brecha.

Además de tener un profundo impacto social, invertir en esta clase de proyectos con una estrategia de inversión paciente puede dar un enorme rédito financiero a largo plazo.

Muchos miembros de la industria financiera tienen grandes deseos de hacer inversiones que mejoren el mundo.

La revolución filantrópica sólo será realmente exitosa cuando comprendamos que no hace falta ser multimillonarios para hacer una diferencia.

Traducción: Esteban Flamini *Juerg Zeltner es el presidente de UBS Wealth Management. Copyright: Project Syndicate, 2016.

Convocatorias

IKEA y New Ventures convocan al Mexico Accelerator Programme

Los aliados lanzan la convocatoria para la cuarta generación de emprendimientos sociales para su programa de aceleración. Este programa ha beneficiado a más de 15 comunidades al año, 28 empresas aceleradoras y a más de 7 mil personas anualmente.

Convocatoria #EcoGuerrerxs: ¡México te necesita!

Visualiza el potencial de la tecnología como una herramienta valiosa en la búsqueda de soluciones para combatir el cambio climático.

Concurso “Juventudes en México redefiniendo un futuro verde y resiliente”

¡Si eres una persona joven en México con una iniciativa innovadora de acción climática y/o de conservación de la biodiversidad, no te puedes perder esta oportunidad! Fecha límite: 30 de noviembre de 2023

New Ventures e IKEA Social Entrepreneurship convocan a emprendedores sociales

New Ventures, en colaboración con IKEA Social Entrepreneurship e IKEA México lanzan la convocatoria para la cuarta generación de emprendimientos sociales para su programa de aceleración.

Desafío Climate Tech de CIVLAC

CIVLAC, el primer programa de Corporate Impact Venturing de Latinoamérica y el Caribe, lanza la segunda versión del desafío ClimateTech para abordar problemáticas que afectan a diversas industrias.
Editorial RSyS
Editorial RSyS
Somos una plataforma de comunicación y difusión de la RSE y Sustentabilidad, que ofrece servicios de asesoría y consultoría en temas afines para el sector social, educativo y empresarial.

Algunas repercusiones del gas fósil

Además de la evidencia sobre afectaciones a las vías respiratorias como el asma y otras enfermedades pulmonares, existen otros impactos negativos a la salud humana.

Grupo Lala recibe el reconocimiento “Transporte Limpio” por SEMARNAT y SICT

La compañía recibió la distinción como empresa sobresaliente con calificación “Excelente Desempeño Ambiental” por su labor.

Soriana Fundación y Genomma Lab donan productos a damnificados por el huracán Otis

Ambas empresas han enviado a Guerrero productos de primera necesidad e higiene como geles antibacteriales, sueros, champú, jabón, entre otros.