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Estimación de sumideros de carbono a nivel nacional

Estimación de sumideros de carbono a nivel nacional:

  • Los sumideros de carbono son todas aquellas tierras, usualmente de carácter forestal, en donde se capturan emisiones de CO2. Su existencia es primordial para afrontar el cambio climático, ayudan a regular la temperatura y son hábitat para especies de flora y fauna. Además proveen de recursos críticos como el agua.

  • Entre 2017 y 2021, los sumideros de carbono forestal en el país capturaron alrededor de 180 millones de toneladas de CO2e (tCO2e) anualmente. Con ello, México ocupa el noveno lugar mundial entre los países que más absorben emisiones de CO2.

  • Los bosques en México representan el 42.8% de la captura de carbono forestal en México, seguidos de las selvas, con el 39.5%. Por su parte, los matorrales, característicos de zonas áridas y semiáridas, contribuyeron con el 11.3% de participación.

  • Diez entidades en México concentran dos terceras partes de los sumideros de carbono en zonas forestales. De estas, Oaxaca, Chihuahua y Campeche destacan en los tres primeros lugares.

  • Entre 2001 y 2023 se han perdido en el país 4.8 millones de hectáreas de superficie forestal, que equivalen a aproximadamente dos veces la superficie de Tabasco. Los estados de Campeche, Oaxaca y Jalisco destacan como los tres con mayor número de hectáreas deforestadas.

Estimación de sumideros de carbono a nivel nacional

De manera anual, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC, 2024) realiza el Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero (INEGyCEI), el cual calcula el total de emisiones de México desde 1990. Este documento a su vez se basa en las directrices proporcionadas por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, 2006).

En un análisis publicado a inicios de 2024, en BBVA Research examinamos previamente los componentes de este inventario, destacando las tendencias sobre el total de emisiones de México, los principales acuerdos internacionales sobre el tema, así como el comportamiento de las emisiones de los principales gases y compuestos de efecto invernadero que se reportan.

Como complemento, hemos analizado el lugar que tiene México a nivel mundial en cuanto a niveles de emisiones, destacando en 2022 como el noveno mayor emisor de gases y compuestos de efecto invernadero, ocupando además la segunda posición en América Latina y el Caribe, solamente por debajo de Brasil.

Sin embargo, un tema que ha desempeñado menor atención son los sumideros de carbono, los cuales son todas aquellas superficies (por lo general de carácter forestal, aunque no únicamente), que como su nombre lo indica, capturan dióxido de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero. Estos sumideros contribuyen, tanto a la mitigación del cambio climático, como al componente de adaptación, presente en la preservación de servicios ambientales como biodiversidad, regulación del clima, aprovisionamiento de agua, entre otros.

En 2022 los sumideros de carbono en México capturaron el 26.8% del total bruto de gases de efecto invernadero emitidos por el país en ese año

Un punto importante a destacar es el de emisiones brutas y netas, ya que con base en esta diferencia se obtiene el total de emisiones capturadas en los sumideros de carbono. En el caso de las emisiones brutas, estas consideran el total de emisiones del país agrupadas en cuatro grandes fuentes: 1) Energía, 2) Procesos industriales y uso de productos, 3) Agricultura, silvicultura y otros usos de la tierra y 4) Residuos.

En cambio, para el cálculo de emisiones netas, a las emisiones brutas se descuentan las absorciones de carbono que se realizan en tierras forestales, tierras de cultivo que permanecen como tal, praderas que pertenecen como tal y productos que se obtienen de madera recolectada.

Como puede observarse en la Gráfica 1, en 2022 el total de emisiones brutas de México fue de 776.5 millones de toneladas de CO2 equivalente (CO2e), mientras que el total de emisiones netas fue de 568.5 millones de toneladas de CO2e. De esta forma, hay un diferencial de 208 millones de toneladas de CO2e, el cual representa el total que fue absorbido en sumideros de carbono en el país en 2022, que es alrededor del 26.8% del total bruto de emisiones de México en ese año.

Por su parte, en la Gráfica 2 se identifica que las absorciones de carbono se han mantenido en el rango promedio de 207.1 millones de toneladas de CO2e capturadas entre 1990 y 2022, de forma que el valor más reciente dista en apenas 0.9 millones de tCO2e con respecto al comportamiento observado en el periodo.

Del total de absorciones de carbono de México, al año 2022 estas se dividen en cuatro grandes rubros, mismos que se muestran en la Gráfica 4. Como puede apreciarse, el 86.0% de los sumideros se encuentran en tierras forestales, mientras que el 10.9% se encuentra en tierras de cultivo que permanecen como tal, es decir que no sufren cambios hacia asentamientos humanos o agricultura. El porcentaje restante se divide en praderas que permanecen como tal (0.2%), mientras que el 2.9% se refiere a productos que se obtienen de madera recolectada.

Para el presente análisis se consideran únicamente las absorciones que ocurren en tierras forestales, de conformidad con el Inventario Nacional de Emisiones del INECC (2022b), basado a su vez en las directrices del IPCC (2006). De esta forma, la captura en sumideros forestales para 2022 fue de un total de 178.9 millones de tCO2e. Si bien este último dato es la referencia al valor más reciente, la estimación que se lleva a cabo más adelante considera el promedio del periodo 2017-2021, ello debido a la disponibilidad y naturaleza de los datos publicados por el INEGI (2022a) que se emplean como base en este documento.

México se posiciona como el noveno país con mayores sumideros de carbono en el mundo, ligeramente por debajo de Colombia

Al poner estos datos en contexto a nivel internacional, se puede observar en la Gráfica 4 que México se encuentra entre los 10 países que más carbono capturan en terrenos forestales, concretamente en la posición número 9, en niveles similares a los de Australia y ligeramente por debajo de Colombia.

Si bien la superficie total es clave en el total de captura, motivo por el cual países como Rusia (el país más extenso del mundo) Canadá, Estados Unidos o Australia se encuentran entre los que tienen mayores absorciones, otro elemento esencial es la superficie con cobertura forestal y los tipos de ecosistemas presentes, ya que como se verá más adelante, los porcentajes de captura varían en función de esta característica, destacando por ejemplo, las selvas para el caso de países como Brasil, la República Democrática del Congo, Indonesia y Colombia.

En el caso particular de México, tanto la extensión del territorio nacional (lugar número 13 a nivel mundial), como los tipos de ecosistemas juegan un papel clave, ya que como se verá a continuación, en el país se encuentran presentes ecosistemas con altos niveles de captura de carbono, como selvas, bosques y otros tipos de vegetación.

Los bosques aportan el 42.8% de la captura de carbono forestal en México, seguidos de las selvas, con el 39.5%

Para términos del presente documento, el promedio anual de la captura de carbono en zonas forestales para el periodo 2017-2021 se estimó en un máximo potencial de 181.4 millones de toneladas de CO2, con una diferencia de 1.2 millones de toneladas de CO2 por encima del dato oficial publicado por el INECC, de 180.2 millones de toneladas para el mismo periodo, con una sobrestimación de nuestra parte de aproximadamente el 0.6%. Este cálculo considera tanto la captura de carbono presente en ramas, tallos, troncos, semillas y hojas (biomasa aérea) como en raíces debajo del suelo (biomasa subterránea). Para mayor referencia sobre el cálculo de captura, véase el apéndice metodológico al final de este informe.

De acuerdo con la estimación realizada, los principales sumideros de carbono en el país se encuentran en los bosques, los cuales representan aproximadamente el 42.8% de las absorciones realizadas en México, seguidos en magnitud por las selvas, que representan el 39.5%. En tercer lugar se encuentran los matorrales, característicos de zonas áridas y semiáridas del país, con el 11.3% de la captura de carbono y finalmente la vegetación ribereña con el 6.5% de las absorciones, presente en ecosistemas como manglares, pantanos, así como otros tipos de vegetación adyacente a riberas y costas.

Sin embargo, cuando se observa la distribución territorial de estos grandes grupos de vegetación, puede notarse que el 46.0% de la superficie en donde se realiza captura de carbono en México son matorrales (aproximadamente 55.3 millones de hectáreas), seguidos de los bosques y las selvas, que representan el 29.0% y 23.2% del área total de los sumideros de carbono forestal en el país, y finalmente la vegetación ribereña que significa el 1.8% de la superficie de estos sumideros de carbono.

De esta forma, los bosques y selvas aportan a los sumideros de carbono tanto por su extensión territorial como por las altas absorciones de carbono presentes en este tipo de ecosistemas, mientras que en el caso de los matorrales su mayor contribución a la captura de carbono (sin descartar su importancia ecológica) se da debido a su amplia distribución a lo largo del territorio nacional. Por el contrario, la vegetación ribereña tiene una menor amplitud territorial (menos del 2% de las áreas contabilizadas), pero con una contribución del 6.5% a la captura de carbono en el país.

Diez entidades en México concentran dos tercios de la captura total de carbono forestal; Oaxaca, Chihuahua y Campeche destacan en las primeras tres posiciones

En lo que respecta a la ubicación de los principales sumideros de carbono en el país, estos se encuentran distribuidos de forma desigual en el territorio nacional, como se muestra en la Gráfica 7. Nuevamente, tanto el tamaño de la entidad federativa como los tipos de ecosistemas presentes son ambos elementos clave en el orden de la clasificación.

Tan solo en 10 entidades se concentran dos terceras partes (el 66.0%) de los sumideros de carbono en el país, de las cuales Oaxaca ocupa la primera posición nacional, con el 9.8% de la captura de carbono, seguido de cerca por Chihuahua con el 9.6%, Campeche con el 7.0%, Durango con el 6.8%, Chiapas con el 6.4% y Quintana Roo con el 6.2%. También dentro de las primeras 10 posiciones se ubican, en orden, Guerrero (5.7%), Sonora (5.4%), Jalisco (4.8%) y Yucatán (4.5%).

Como se puede observar en la Gráfica 7 y de manera más puntual en la Gráfica 8, los tipos de vegetación que más aportan a la captura de carbono por estado son un reflejo de la variedad de condiciones geográficas presentes en el país.

Por ejemplo, en el caso de los matorrales, el porcentaje que aportan a la captura de carbono es especialmente significativo dentro de los estados del norte del país, como en Baja California, Coahuila y Baja California Sur, donde estos tipos de vegetación significan más del 50% de los sumideros de carbono en sus respectivas entidades. En Nuevo León, San Luis Potosí, Sonora, Zacatecas, Tamaulipas y Chihuahua, los matorrales tienen también aportaciones a la captura estatal de carbono que van desde el 17% hasta el 48%.

Además, en el caso de las selvas, estas tienen una mayor contribución a los sumideros de carbono en entidades del sureste. En Yucatán representan el 89.2% de los sumideros de carbono en el estado, mientras que en Quintana Roo aportan el 84.1% y en Campeche el 79.8% de las absorciones locales. También son importantes en entidades costeras del Pacífico, como en Colima y Sinaloa, donde significan el 76.9% y 63.0% de la captura de carbono en sus respectivas entidades.

Sobre los bosques, estos capturan carbono prácticamente en todo el territorio nacional (con excepción de Yucatán y Quintana Roo, donde representan menos del 1% de los sumideros de carbono estatales). En el centro del país, en entidades como la Ciudad de México y Tlaxcala los bosques significan más del 98% de los sumideros estatales de carbono, mientras que en el Estado de México y Durango, aportan el 88.2% y 83.5% del total a nivel estatal. Los bosques son también el principal sumidero de carbono en cuatro de los cinco estados con mayor captura total a nivel nacional, siendo estos Oaxaca, Chihuahua, Durango y Chiapas.

Finalmente, los sumideros de carbono en vegetación ribereña (presente en ecosistemas como manglares, pantanos, así como otros tipos de vegetación adyacente a la riberas y costas) se encuentran mucho más focalizados en ciertas entidades del país. Por ejemplo, en Tabasco, este tipo de vegetación representa el 66.4% del carbono forestal absorbido en la entidad. Otras entidades en donde este tipo de vegetación aporta significativamente a la captura de carbono estatal son Veracruz (22.3%), Campeche (14.8%), Quintana Roo (14.6%) y Nayarit (12.8%).

El 16.7% de los sumideros de carbono en México se localizan en Áreas Naturales Protegidas

De acuerdo con el Artículo 3° de la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA), las Áreas Naturales Protegidas (ANPs), son las zonas del territorio nacional y aquellas sobre las que la nación ejerce su soberanía y jurisdicción, en donde los ambientes originales no han sido significativamente alterados por la actividad del ser humano o que requieren ser preservadas y restauradas. Datos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) indican que alrededor del 12% de la superficie terrestre en México se encuentra bajo alguna de las 232 ANPs de competencia federal (CONANP, 2025a).

Tras un ejercicio de cruce con las 223 ANPs terrestres registradas hasta septiembre de 2024, se obtuvo que estas capturan en su conjunto 30.3 millones de toneladas de CO2e, lo cual equivale al 16.7% del total capturado en el total de sumideros de carbono forestal en el país.

En la Tabla 1, se identifican las ANPs federales que más contribuyen a la captura de carbono en México. Destaca en primer lugar la Cuenca Alimentadora del Distrito Nacional de Riego 043 Estado de Nayarit, la cual se ubica dentro de los estados de Aguascalientes, Jalisco, Durango, Nayarit y Zacatecas. Esta zona forma parte de la Sierra Madre Occidental y destaca por la presencia de bosques de coníferas. Por sus características, esta área es una importante proveedora de agua tanto para uso agropecuario como para consumo humano, particularmente en Puerto Vallarta y Bahía Banderas (CONANP, 2025b).

En segundo lugar se encuentra Calakmul, reserva de la biosfera ubicada en el estado de Campeche. Esta sobresale por la presencia de selvas húmedas, así como por ser una de las zonas forestales dentro del continente americano mejor conservadas hasta ahora, además de ser hábitat de especies amenazadas y endémicas (CONANP, 2018a). Cuenta además con una zona arqueológica a cargo del Instituto Nacional de Arqueología (INAH), siendo el primer bien mixto (natural y cultural) registrado por México ante la UNESCO (CONANP, 2018b).

Por su parte, el tercer mayor sumidero en ANPs se encuentra en Sian Ka’an, reserva de la biosfera localizada en el estado de Quintana Roo, frente a las costas del Mar Caribe y la cual destaca por la presencia de selvas y manglares, así como otros tipos de vegetación ribereña (CONANP, 2025d).

En cuarto lugar se encuentra la Laguna de Términos, localizada en los estados de Campeche y Tabasco. La quinta posición la ocupa la reserva de la biosfera de Balam Kú, también en Campeche y relativamente a poca distancia de Calakmul. La sexta posición pertenece a los Pantanos de Centla, en los estados de Tabasco y Campeche y en su caso, cercana geográficamente a la Laguna de Términos.

El séptimo mayor sumidero de carbono en México se encuentra en la reserva de la biosfera de Montes Azules en Chiapas, la cual forma parte de uno de los núcleos más importantes dentro de la Selva Lacandona. Esta zona es también una fuente clave en el aprovisionamiento de agua, ya que alimenta al Río Usumacinta, el más caudaloso del país. Montes Azules es además una zona crítica en materia de biodiversidad, ya que en su territorio se encuentran cerca del 20% de las especies de plantas, 30% de las aves y 27% de los mamíferos presentes en México (CONANP, 2025c).

En octavo lugar por captura de carbono se encuentra el Valle de los Cirios en Baja California, que es también el ANP terrestre más extensa en el país y en donde destaca la presencia de matorrales. Le sigue la Cuenca Alimentadora del Distrito Nacional de Riego 004 Don Martín en Coahuila, que se compone tanto de bosques como de matorrales dada su ubicación en la Sierra Madre Oriental y en décimo lugar la reserva de la biosfera Sierra Tecuani, en el estado de Guerrero, compuesta principalmente por bosques y en menor proporción por selvas.

La deforestación pone en riesgo la permanencia de los sumideros de carbono: entre 2001 a 2023 se ha perdido en México el equivalente a dos veces la superficie de Tabasco

La deforestación en el país es otro tema sobre el que se requiere prestar atención, en especial si se mira desde la óptica de los sumideros de carbono, ya que de su permanencia depende que estos continúen capturando emisiones de CO2 y proporcionando además servicios ambientales clave.

De acuerdo con datos de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) entre 2001 y 2023, México ha perdido aproximadamente 4.8 millones de hectáreas de superficie forestal debido a procesos de deforestación. Para poner este dato en contexto, ello equivale aproximadamente a la superficie total de la República Dominicana, o a dos veces la superficie total del estado de Tabasco o bien a 6.7 millones de canchas profesionales de fútbol.

Como se muestra en la Gráfica 9, del total superficie deforestada de 2001 a 2023, el 73.2% del total, 3.5 millones de hectáreas, fueron convertidas a pastizales, es decir, tierras que generalmente se emplean para la ganadería de pastoreo (CONAFOR, 2021). La segunda mayor causa de deforestación en el país fue la conversión a tierras agrícolas, la cual representa el 21.9% del área en el periodo. Por su parte, los asentamientos humanos representaron el 2.3% de la superficie deforestada, mientras que otros usos significaron el 2.6%.

En lo que respecta a la deforestación por estados, esta se muestra en la Gráfica 10. Campeche se encuentra a la cabeza con 591 mil hectáreas perdidas de zonas forestales entre 2001 y 2023 (el 12.4% del total nacional en el periodo), seguido de Oaxaca con 408 mil hectáreas (8.6% del total nacional), Jalisco con 377 mil (7.9%), Chiapas también con 377 mil (7.9%) y Michoacán con 337 mil (7.1%). También dentro de las entidades con mayores pérdidas forestales se encuentran Yucatán, Quintana Roo, Veracruz y Guerrero.

Si bien en las entidades indicadas en la Gráfica 10, se observa que en todas la conversión a pastizales es la principal actividad que genera deforestación, seguido de la conversión a tierras agrícolas, replicando la tendencia nacional, un caso a destacar es el de Quintana Roo, donde la presión de los asentamientos humanos representa el 7.8% de la deforestación estatal observada entre 2001 y 2023, por encima de la media nacional de 2.3%.

Alcances y limitaciones

Previo al cierre de este documento, a continuación se reflexiona sobre algunos de los alcances y limitaciones de este análisis. En cuanto a los alcances, el más destacado consiste en poder obtener una estimación desagregada de los sumideros de carbono en el país, tanto por tipo de vegetación como por entidades federativas y áreas naturales protegidas. Esto contribuye a cerrar una brecha de información disponible, ya que los datos del Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero (INEGyCEI) distinguen el comportamiento histórico de los sumideros de carbono desde 1990 a 2022, así como las fuentes de estos, pero los datos públicos no ahondan en características más granulares (INECC, 2024).

También dentro de los alcances, este informe se basa en fuentes oficiales específicas para el contexto mexicano, como lo es la Serie VII de INEGI, la cual describe los distintos tipos de uso de suelo presentes en el territorio nacional. Se utilizan también los factores de emisión señalados por el INECC para la vegetación presente en México, lo cual es consistente con las directrices metodológicas para la estimación de carbono forestal del IPCC (2006).

Como se mencionó al inicio del documento, los datos de captura de carbono presentados corresponden al escenario de máxima captura, a fin de ser consistentes con la información presentada por el INECC. Ello obedece a que de acuerdo con el INEGyCEI, la contabilización oficial incluye tanto información de la Serie VII de INEGI, como cruces con otras fuentes de información como el Inventario Nacional Forestal, imágenes satelitales y visitas a campo (INECC, 2024).

Así por ejemplo, entre las limitaciones de este estudio es que el cálculo se realizó a partir de una única fuente, además sin validación en campo. Sin embargo, se hizo un comparativo con los datos del Global Forest Watch (WRI, 2025), el cual mide captura de carbono y deforestación a partir de imágenes satelitales, encontrándose resultados en el mismo sentido que los obtenidos en este análisis.

Por ejemplo, de acuerdo con el Global Forest Watch, la captura de carbono en sumideros en México, cuantificando únicamente biomasa aérea (ramas, tallos, troncos, semillas y hojas) se encuentra entre 123 y 174 millones de toneladas de CO2 anuales para el periodo 2001-2024. En el caso del ejercicio realizado en este análisis, contabilizando únicamente biomasa aérea, se estima una captura de 145 millones de toneladas de CO2 anuales, cercano a la mitad de este umbral, lo cual es esperado dado que el cálculo realizado en este documento considera tanto zonas forestales conservadas (vegetación primaria) como aquellas con distintos grados de perturbación (vegetación secundaria).

Finalmente, dada la naturaleza de la información de INEGI que sirve de base para este reporte, los datos presentados corresponden al promedio entre 2017 y 2021, lo cual limita el comparativo interanual. Una actualización podría estar disponible entre 2026 y 2028, lo cual permitiría un análisis sobre la evolución de los sumideros de carbono en México en el mediano plazo, brindando también mayor precisión dados los avances tecnológicos en esta área.

Consideraciones finales

A partir de este estudio y una vez reconociendo sus alcances y limitaciones, es posible concluir que este documento contribuye a ampliar la información disponible sobre los sumideros de carbono en México, particularmente sobre la correspondencia entre tipos de vegetación, entidades federativas y áreas naturales protegidas, así como los principales factores que ponen en riesgo la permanencia de los sumideros de carbono en el país.

Aun cuando se reconoce que los bosques y selvas son los principales sumideros de carbono en el territorio nacional, usualmente se presta menor atención a otras áreas que son clave, como por ejemplo los matorrales, que como se observa, contribuyen en más de 10% a la captura de carbono forestal en México, además de que abarcan casi el 50% de la superficie de los sumideros de carbono presentes en el país.

De manera adicional al componente de mitigación al cambio climático, en el cual los sumideros de carbono desempeñan un papel crítico, es necesario recordar también su rol en materia de adaptación. Un ejemplo son los manglares y otros tipos de vegetación ribereña, los cuales ayudan a disminuir los efectos adversos de ciclones y huracanes en localidades costeras. O bien, para el caso de la disponibilidad de agua, la cual previamente señalamos que ha disminuido en México en la última década, es fundamental cuidar de los sumideros de carbono por los beneficios adicionales que representan. Un recordatorio de ello es que dos de los diez mayores sumideros de carbono en ANPs en el país son cuencas alimentadoras de distritos de riego.

Por otra parte, se da también un efecto de retroalimentación, ya que el cambio climático limita progresivamente la capacidad de los sumideros de absorber carbono. Por ejemplo, mayores sequías limitan el crecimiento de la vegetación en zonas forestales, causando a su vez menor captura de carbono. Mayores sequías también favorecen la aparición de incendios forestales e incrementan la dificultad para controlarlos, aumentando también las emisiones de CO2 por la combustión generada. Además, el cambio climático favorece la aparición de plagas e incluso pone en riesgo el hábitat de polinizadores como abejas, aves y otros seres vivos.

Con respecto a los impactos por la deforestación presente en el país, es fundamental la colaboración entre distintas dependencias, niveles de gobierno y sectores productivos. Existen alternativas tales como prácticas agroecológicas que integran zonas forestales con actividades agrícolas y pecuarias, para las cuales es fundamental su escalamiento a fin de ampliar la oferta de productos finales con trazabilidad de su origen y condiciones de sostenibilidad a lo largo de sus cadenas de suministro.

En un análisis sobre el componente de sostenibilidad en el Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030 publicado en mayo por BBVA Research, destacamos que, entre los objetivos de la actual administración federal en México se encuentra aumentar la superficie bajo ANPs, del 12% que se registra en 2024, a 30% para 2030. Ello, aunque necesario para incrementar la superficie protegida y conservar en mejor estado los sumideros de carbono del país, se enfrenta a retos como la disponibilidad presupuestaria y de capacidades institucionales a fin de garantizar que la protección sea efectiva y no únicamente vigente en declaratorias oficiales.

Entre los avances más recientes, cabe destacar la presentación por parte del Gobierno Federal del Programa Nacional de Restauración Ambiental (PNRA), el cual busca articular esfuerzos del gobierno, sociedad civil y academia en acciones para la restauración de ecosistemas. Se tiene como meta para 2030 la restauración de 100 mil hectáreas de ecosistemas forestales, destacando su papel para hacer frente al cambio climático, aunque aún sin indicadores definidos sobre su contribución específica como sumideros de carbono (SEMARNAT, 2025).

También desde el PNRA se reconoce el papel de los instrumentos económicos para facilitar la restauración de los ecosistemas en México, de manera que se promoverá el canje de multas ambientales por inversiones en restauración, compensaciones ambientales ligadas a la aprobación de manifestaciones de impacto ambiental, medidas como el destinar el 3.5% de la inversión en proyectos de infraestructura para la restauración de ecosistemas, así como el impulso (sin detallarse metas), a estrategias como pagos por servicios ambientales y créditos de carbono.

Finalmente, es esencial fortalecer las labores de vigilancia e inspección sobre los sumideros de carbono en el país. Si bien el presupuesto en materia ambiental enfrenta limitaciones, es posible incorporar herramientas tecnológicas que ayuden a incrementar el cuidado sobre las zonas forestales en el territorio nacional. Ser el noveno país con mayores sumideros de carbono en el mundo conlleva un compromiso global a la cual México debe responder.

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