Los acontecimientos mundiales trazan el rumbo de la sociedad en su conjunto, para bien o para mal; está en nosotros aprender las lecciones que traen consigo y caminar hacia adelante, o ignorarlas y condenarnos al error, una y otra vez.
2014 fue un año marcado por hechos que nos hacen replantear nuestros valores y las prioridades que deben dictar las agendas de gobiernos, empresas y sociedad civil en aras de un futuro más justo, armónico y sostenible. En particular, tres acontecimientos este año dejan valiosos aprendizajes en materia de responsabilidad social empresarial (RSE).
1. La Copa del Mundo en Brasil
Además de muchísima emoción por ver a los mejores futbolistas del mundo, el Mundial trajo consigo una triste evidencia: en Brasil se vive una enorme desigualdad. En ese país, que hasta entonces era aplaudido por sus éxitos económicos, aún viven 16 millones de brasileños en pobreza extrema. Aún así, el gobierno de ese país invirtió 15,000 millones de dólares y las ciudades que hospedaron la Copa se endeudaron 30%, desplazando a más de 170,000 personas para la construcción de obras relacionadas con la justa.
¿Y qué hay de la desigualdad dentro de las empresas? Se calcula que en las 500 empresas más grandes en Estados Unidos, la diferencia entre el salario de los CEO y de los trabajadores de base es de 354 a 1, así que disminuir la brecha salarial entre el que más y el que menos gana en una empresa suena a un propósito socialmente responsable de Año Nuevo.
2. El brote de ébola en África
Desde el 2 de diciembre de 2013, cuando se registró el primer caso de ébola en un niño de 2 años en Guinea, esta enfermedad mortal se ha propagado a Sierra Leona, Liberia, Nigeria, Senegal, Mali e incluso con casos aislados a España y Estados Unidos, llevándose 5,689 vidas. Si bien el ébola ha estado presente en África desde hace muchos años, la rápida propagación del brote actual se debió principalmente al altísimo nivel de pobreza y las infraestructuras sanitarias seriamente dañadas en esos países.
La crisis de ébola actual es la oportunidad ideal para que las empresas contribuyan a mejorar las condiciones de vida en el llamado “continente olvidado”. Naciones Unidas estableció un fondo para recaudar 1,000 millones de dólares contra el ébola en África Occidental y ha hecho un llamado especial a las empresas como actores clave para alcanzar esta meta.
3. Malala y los derechos de las niñas
Este año, la joven paquistaní de 17 años, Malala Yousafzai, fue ganadora del Premio Nobel de la Paz por su activismo a favor de los derechos civiles, especialmente de los derechos de las mujeres en el valle del río Swat, donde el régimen Talibán ha prohibido a las niñas asistir a la escuela. Tras un intento de asesinato por parte de un radical, su determinación por luchar para que las niñas en su país accedan a educación gratuita y obligatoria ha tenido eco mundial.
Las causas que abandera Malala, educación y derechos de los niños, representan garantías fundamentales que las empresas deben defender tanto al interior como al exterior de la corporación, en línea con su responsabilidad social.
Quede como conclusión lo que bien dijo Malala, en su discurso frente a una asamblea de jóvenes en la sede central de Naciones Unidas en Nueva York: “Un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo”.
Mundo Ejecutivo – Beverly Velazquez Romero
Consultora de Promotora ACCSE, consultoría líder en responsabilidad social y desarrollo sustentable.